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STORY
Mi bebé es un milagro

CHALATENANGO, Chalatenango, El Salvador. 9 de julio 2016.  Blanca Guevara es una mujer de 26 años cuya ilusión siempre fue tener un hijo. Hoy ve cumplido su sueño, pero no sin antes haber pasado por muchos riesgos en el embarazo, mismos que aumentaron al contraer el virus del Zika.

 “Me operaron en 2009 de una cirugía de corazón abierto y me pusieron una prótesis valvular. Por ello, me dijeron que no podría tener hijos, ya que sería demasiado riesgo”, relata Blanca.

 A raíz de su padecimiento cardíaco, Blanca toma medicamentos anticoagulantes para asegurar que su corazón funcione adecuadamente.

 A pesar de que los médicos le decían que tener un hijo no era posible, Blanca logró embarazarse a  mediados de 2015.

 Ella estaba feliz a pesar de que los médicos le aseguraban que su bebé no viviría más de dos o tres meses, pues los anticoagulantes que tomaba para mantener sano su corazón, no le permitirían llevar el embarazo a término.

 “Me decían que, aunque el bebé viviera, él vendría con malformaciones físicas o de otro tipo”, relata la madre.

 Aunque se presentaron algunas complicaciones y fue necesario un monitoreo más frecuente del bebé, el embarazo siguió su curso.

 Las preocupaciones de Blanca se agudizaron en el quinto mes de gestación, pues contrajo el virus del Zika.

 Blanca relata que primero le dio a su esposo. Ellos viven solos en una casa en una colonia muy poblada de Chalatenango. “A él primero le dio Chikungunya y luego Zika. Yo lo cuidaba y vi los síntomas que tuvo como la fiebre y la conjuntivitis”.

 Blanca no tardó en mostrar signos de contagio. Una semana después de que su esposo se hubo recuperado, Blanca se llenó de sarpullido y sus ojos se pusieron rojos. “Tenía mucha comezón y dolor de cabeza y cuerpo. Me ingresaron en el hospital de Chalatenango en observación y me dieron acetaminofén”, dice.

 Como tratamiento por el Zika, estuvo cinco días ingresada bajo supervisión médica. Le hicieron también varios ultrasonidos para verificar el estado del niño.

 Temor

Blanca sentía miedo de que la salud de su bebé se viera afectada a causa del Zika, de que las cosas se complicaran e, incluso, de no llegar a conocer a su bebé.

“Yo había escuchado en las noticias sobre la enfermedad y lo que le podía pasar al bebé sobre la microcefalia y demás consecuencias. Estaba muy asustada. Quería siempre hacer todo lo que los médicos me dijeran para ayudar a que mi bebé viviera y estuviera sano”, recuerda.


 Blanca incluso dejó de trabajar como cosmetóloga para evitar que los químicos, propios del teñido de cabello y otras sustancias, afectaran a su bebé.

 También confiesa que su esposo se sintió culpable de su contagio,  ya que no tomaron las medidas necesarias para prevenir que ella se enfermara también. Él nunca se aisló ni usaron repelente o mosquitero para protegerse.

 Ansiedad

El bebé de Blanca se llama Óscar y nació el 24 de marzo de 2016. Nació prematuramente a las 33 semanas de gestación.

  “Nació bien pequeñito, muy bajo de peso. Yo esperaba ver a un bebé sano y fuerte, pero no fue así”, dice.

 Al nacer, le hicieron varias pruebas y mediciones. Los médicos dijeron que, aunque bajo de peso, era un bebé normal.

 Cuatro meses después, Óscar no tiene señales de aquél déficit. Hoy es un bebé de peso normal, con buen apetito, ojos muy vivos y mente curiosa.

 Para Blanca su hijo es un milagro. Confiesa que ahora puede respirar tranquila y se siente feliz de que el Zika no le haya ganado la batalla, pues ha dado a luz a un bebé sano.

 Como Blanca, 32 mujeres embarazadas más también han contraído el virus en Chalatenango. El Sistema Básico de Salud Integral, SIBASI, de Chalatenango, confirma que hasta julio de  2016, se han reportado 631 casos en este departamento.

 El doctor Andrés Villacorta, coordinador del SIBASI, expone que todos los casos son registrados al constatar los síntomas de la enfermedad. Sin embargo, se reportan como “sospecha de Zika”, pues las pruebas para la confirmación definitiva del virus son muy caras y no se hacen a todos los casos encontrados.

 Asprode, en coordinación con el ISNA, están ejecutando un proyecto de prevención del Zika que incluye una campaña de sensibilización dirigida a niñas, niños y adolescentes de 25  Centros de Bienestar Infantil (CBIS) y 4 Centros de Inserción Social.

 Este proyecto es financiado por UNICEF, con fondos del Estado de Japón.

 En el marco del proyecto se han ejecutado acciones como capacitación a personal técnico de ISNA, elaboración de diagnósticos de necesidades de los centros atendidos, dotación de kits de limpieza para la realización de campañas de prevención del virus, difusión de mensajes clave a través de cuñas radiales y materiales educativos dirigidos a la población meta.  

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